Por qué es importante la certificación de conversaciones de WhatsApp

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Cada minuto se envían 38 millones de Whatsapps en el mundo, y un reducido pero dañino porcentaje de ellos es fraudulento. El Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (Inteco) alertó ya en 2012 de «oleadas de mensajes falsos» en un boletín difundido en la Oficina de Seguridad del Internauta (OSI). Pero la propagación de informaciones de dudosa credibilidad no es el peor de los males, sino la manipulación de conversaciones privadas.

Los smartphones y en particular las apps de mensajería se han convertido en un campo de batalla más de la ciberdelincuencia, siendo las conversaciones WhatsApp falsas una de sus principales manifestación. Según Javier Rubio Alamillo, del Colegio de Ingenieros en Informática de Madrid, «los mensajes alterados pueden pasar perfectamente por auténticos», lo que genera «una inseguridad muy alta» en el sector jurídico.

Por esta razón, en procesos relacionados con el acoso laboral, las amenazas y coacciones o la violencia doméstica, se hace necesaria la certificación de conversaciones WhatsApp, que es la ocupación esencial del perito informático experto en esta aplicación.

Diversidad de razones ayudan a entender por qué certificar WhatsApps es un servicio indispensable en plena era digital. En primer lugar, demostrar la autenticidad de los mensajes remitidos en esta plataforma permite interrumpir o dar libre curso al procedimiento judicial, al probarse que las conversaciones son o no verdaderas.

Y es que, para aportar WhatsApps como prueba judicial, es vital primeramente acreditar que los mensajes no han sufrido ningún tipo de manipulación. De lo contrario, serían calificados como WhatsApp falso y rechazados por su falta de veracidad. Los casos en que un secretario judicial rechaza la presentación de conversaciones por la ausencia de vertificación son cada vez más abundantes.

Pese a ello, los clientes y parte del gremio abogacil consideran suficientes la presentación de transcripciones y capturas de pantalla tomadas directamente del terminal implicado. Estos recursos son fácilmente manipulables, sin embargo, y pueden ser descartados fácilmente por la defensa o la acusación durante el juicio.

Pese a ello, saber cómo certificar mensajes de WhatsApp no figura entre las competencias de abogados, notarios y secretarios judiciales. Estas habilidades técnicas pertenecen al marco de la informática forense y no pueden adquirirse en un curso intensivo o similar. Por tanto, los letrados en posesión de conversaciones críticas para procesos judiciales están obligados a contratar un informe pericial de WhatsApp.

Identificar al remitente y destinatario de un hilo de mensajes puede marcar la diferencia entre un veredicto final de inocencia y de culpabilidad. Gracias a la aportación de conversaciones WhatsApp en un juicio, los peritos informáticos obtienen además las imágenes, vídeos, documentos u otros archivos vinculados a la conversión que hayan podido perderse accidentalmente, alterarse de forma intencional o suprimirse con total deliberación.

La certificación profesional de WhatsApps eleva la confianza de todas las partes implicadas en el proceso judicial. Sin esta herramienta, el escepticismo y la duda podría ralentizar el procedimiento y generar dictámenes alejados de la realidad de los hechos.

Como la manipulación de mensajes de texto está a la orden del día, los procedimientos civiles, penales o laborales dependen hoy más que nunca de la peritación informática de WhatsApp. Sus profesionales están especializados en la extracción y vertificación de conversaciones enviadas entre dispositivos móviles, con independencia de su sistema operativo (Blackberry, Windows Phone, Apple, etcétera) y según la normativa vigente.

En el futuro, la intervención de peritos informáticos expertos en esta plataforma continuará siendo crucial, pues la habilidad de los maleantes para manipular mensajes de chat va en ascenso. Recientemente, un grupo de investigadores de Check Point, tecnológica israelí dedicada a la seguridad informática, descubrió nuevas vulnerabilidades en WhatsApp que posibilitaban el envío no autorizado de mensajes, con el consecuente riesgo de adulterar cualquier conversación efectuada en este medio.